viernes, 19 de febrero de 2010

Pregunta abierta: ¿Me vendes una hora de tu tiempo, papá (una tierna reflexión sobre la atención dedicada a los más pequeños)?

- Papá, ¿cuánto dinero ganas en una hora? 
El padre dirigió un gesto muy severo al niño y repuso: 
- ¡No me molestes, que estoy cansado! 
- Pero papá, - insistía - dime, por favor, ¿cuánto ganas por hora? 
La reacción del padre fue menos severa. Sólo contestó: 
- Ochocientos pesos por hora. 
- Papá, ¿me podrías prestar cuatrocientos pesos? - preguntó el pequeño. 
El padre montó en cólera y le dijo:
- ¡Vete a dormir y no me molestes! 
Al acabar la noche, el padre meditó lo sucedido y se sentía culpable, y queriendo descargar su conciencia dolida, se asomo al cuarto de su hijo. En voz baja preguntó al pequeño :
- ¿Duermes, hijo? 
- Dime, papá - contestó entre sueños. 
- Aquí tienes el dinero que me pediste - respondió el padre. 
El pequeño le dio las gracias y, metiendo su manita bajo la almohada, sacó unos billetes. Luego, con una tierna mirada a su padre le dijo: 
- Ahora ya completé el dinero: tengo los ochocientos pesos. ¿Me podrás vender una hora de tu tiempo?


Padres, madres: no os olvidéis, entre vuestro trabajo, problemas..., de dedicarle ese tiempo necesario a lo más importante que tenéis en vuestras vidas: los hijos. Hay muchos que, sin daros cuenta, están deseando un rato de vuestra atención y amor. Es fundamental para que crezcan siendo individuos psíquicamente sanos y para que puedan ser personas felices el resto de su vida.

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